miércoles, 9 de febrero de 2011

El río Tíber.

Su nombre original, en italiano, es "Tevere"  y, desde la propia fundación de la ciudad, está íntimamente ligado a ella (episodio de Rómulo y Remo por ejemplo).
Desembocadura del Tíber.
Desde el punto de vista meramente geográfico, se trata de una corriente de agua que nace en la cordillera de los Apeninos, cerca de Florencia (Toscana), y atraviesa las regiones de Umbría y Lazio, hasta desembocar a unos veintitrés kilómetros de Roma, en el mar Tirreno (porción correspondiente al Mar Mediterráneo que baña las costas orientales de Córcega y Cerdeña, y parte de la occidental de la península italiana).

El río a su paso por Roma
Su longitud, desde el monte Fumaiolo, hasta Ostia, su desembocadura, es de 405 Kms. Allí, al final de su tránsito, se divide en dos brazos, el de la Isla Sagrada (isola Sacra), y el Fiumicino (que siginifica pequeño río y que, por cierto, da nombre a una ciudad y al aeropuerto que vamos a llegar, y que se llama realmente Leonardo da Vinci).

Como ocurre con casi todos los ríos que atraviesan ciudades, sus crecidas han provocado grandes daños en la ciudad a lo largo de los siglos (con una media de tres o cuatro cada cien años). Por ello se hicieron en sus orillas, unos muros de contención por el que discurren unas calles, llamadas "lugontevere".

En otro tiempo fue río navegable, pero la acumulación de sedimentos en el lecho provocó, desde el siglo IX d.C. su desuso en embarcaciones medianas. Actualmente, por él circulan catamaranes turísticos y embarcaciones de tipo deportivo.

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